La idea es de la empresa suiza SET 26, que pensó que las letras que le daban nombre a una estancia o a una función, serían perfectas para el mueble más representativo de esa sala.
Así, en la barra de un mueble-bar se puede leer la palabra BAR, en una tienda la palabra SHOP y así hasta el infinito, pues ofrecen todas las letras del abecedario para que podamos crear el mueble que queramos.
De lo que no disponen es de la Ñ ni de los caracteres especiales. Parece que la fuente tipográfica es de creación propia, así que habría que estudiar lo de perder (o ganar) un ratillo vectorizándo cada una de las 26 letras de que se compone ya que puede ser una fuente muy exclusiva para utilizar en nuestros proyectos. Y el resto de caracteres, pues nos los inventamos.
Vía: Decosfera
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