Todo empezó allá por la decadecia de los 70 cuando Nueva York (Estados Unidos), sumida en una de sus mayores crisis fiscales, decide poner su departamento de comercio a trabajar en algo que reactive la economía. Así es en 1977 cuando se contrata a la agencia Wells Rich Greene para desarrollar una campaña de marketing para el estado de Nueva York. William S. Doyle, el jefe del departamento, también contrató a Milton Glaser, para trabajar como diseñador en la campaña de Wells Rich Greene.
La primera idea de Glaser fue utilizar el simple eslogan “I love New York” (Me gusta Nueva York) en dos líneas, con una tipografía elegante que llamara la atención. Pero tras pensar un día entero, anotó en una hoja “I Love New York” y se percató de que únicamente necesitaba las mayúsculas para hacer llegar el mensaje.
Y aquí comienza la gran maquinaria de marketin turística copiada hasta la extenuación en todo el planeta. Incluso hace poco hemos podido ver en mi ciudad carteles como el que os muestro abajo por parte de un partido político muy poco imaginativo (seguro que lo adivinas). Yo, personalmente, me quedo con el de la cabecera. Todo queda siempre en familia, todo queda en mi barrio. Yo ♥ mi barrio.

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